La Efron despegaba de Berlín hace unas horas junto a su madre camino de Madrid. Blanco y en botella... leche merengada, tías. Si no teníais suficientes síntomas de homosexualidad congenita, tomad taza y media, que es justo la medida de limpiacabezales que trae en el equipaje de mano la Efron.
Atentos los habituales de la Paraiso, la Central y aquellos que no salís del cuarto oscuro ni a escobazos, tías, llega la Efron, repito, llega la Efron.
Lo reconoceréis por el brillo de su gloss labial y por lo graso de sus melenas. Chueca tiembla!
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UFF... pero si es clavaico a su mama..
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